El astillero brasileño Atlântico Sul prosigue el proceso de despidos comenzado el año pasado. La empresa ha pasado de más de 5.000 empleados a 2.900 en el plazo de un año y espera acabar 2015 con una plantilla de 2.500 trabajadores.
Los problemas de Atlântico Sul comenzaron tras la cancelación del contrato con Sete Brasil. La empresa también está envuelta en el escándalo de corrupción conocido como Operación Lava Jato, que afecta a un número considerable de empresas y funcionarios públicos brasileños acusados de lavar dinero.
El descenso en el número de pedidos de buques ha obligado al astillero a tomar medidas de reajuste. La empresa ha anunciado una nueva tanda de despidos de algo más de 200 operarios.
Los sindicatos denuncian que 2.300 trabajadores de Atlântico Sul han perdido su empleo en el plazo de un año y otras 400 personas podrían ser despedidas antes de que finalice el año, mientras que los directivos no han sufrido recortes ni en volumen de empleo ni en prestaciones.
La crisis de la construcción de buques está afectando especialmente a Brasil. De hecho, los astilleros brasileños están ajustando sus plantillas.
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