De unos meses a esta parte, el gobierno nicaragüense ha estado barajando la posibilidad de construir un canal de casi 300 kilómetros que opere como alternativo al canal de Panamá. El proyecto incluye la construcción del canal, pero también la construcción de dos puertos, un oleoducto y un aeropuerto, entre otras infraestructuras.
Al proyecto se ha unido Rusia, cuya intervención no consistirá en apoyo económico, sino en ayuda organizativa y de seguridad, protegiendo la construcción de posibles ataques. Nicaragua y Rusia han firmado un acuerdo que permite a barcos y aviones rusos hacer uso de las aguas territoriales y el espacio aéreo de Nicaragua hasta finales de junio de 2015.
Las previsiones de las autoridades nicaragüenses y de los países y empresas que van a colaborar en la construcción del canal es que la obra pueda empezar a finales de 2014 y que el canal pueda empezar a explotarse en 2019, aunque sea parcialmente. Se calcula que las obras no estarán terminadas del todo hasta 2029.
El proyecto todavía no ha sido aprobado y ha estado rodeado de polémica desde su inicio debido al interés de China en la construcción de este canal. De hecho, por el momento el principal inversor es un ciudadano de origen chino que ya ha tenido que desmentir que exista un interés por parte de las autoridades de su país de origen en este canal, alegando que su interés es meramente empresarial.
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