La posible huelga de controladores aéreos barceloneses podría desestabilizar el espacio aéreo europeo, ya que se han registrado 26 días de huelgas intermitentes en diferentes países europeos en lo que va de año. Entre las consecuencias, se destacan mayores esperas y un impacto directo en los beneficios de las compañías aéreas.
De hecho, la Asociación de Compañías Españolas de Transporte Aéreo (ACETA) ha explicado que resulta preocupante el incremento de huelgas por parte de los controladores aéreos en Europa. Se espera que la situación empeore si continúan los parones de actividad de cara al verano.
Por ejemplo, los operarios del centro de control del aeropuerto de Marsella (Francia) han pausado la actividad aérea recientemente, perjudicando el tráfico aéreo en las comunidades de Madrid, Cataluña y Baleares (todas en España). Por lo tanto, si los controladores aéreos de Barcelona deciden hacer una huelga en julio, el daño en el sector se agravaría significantemente.
El fenómeno tiene un impacto directo en los resultados económicos de las compañías aéreas, las cuales se ven obligadas a modificar sus rutas por las huelgas, además de consumir más combustible, aumentar los costes y las emisiones contaminantes.
Para mejorar la actividad aérea, ACETA ha propuesto nuevas medidas, como ampliar el período mínimo de preaviso de huelga en Europa de 21 días y establecer procedimientos de arbitraje que medien para disminuir la conflictividad laboral y reduzcan las posibles convocatorias.
Otro desafío que afronta uno de los sectores del transporte en Barcelona es que, los transportistas portuarios han reclamado que se debería de establecer una alternativa para la supervisión de contenedores vacíos, eliminando la práctica de vigilar los depósitos vacíos en el recinto portuario.