Luego de que varios de los países que forman parte de ella hayan anunciado la decisión de cerrar sus espacios aéreos nacionales a los modelos 737 MAX 8 y 737 MAX 9 del fabricante estadounidense Boeing, la Unión Europea ha generalizado esta medida hasta que se aclare qué ocurre con estas naves.
Por supuesto, todo esto como consecuencia inmediata del siniestro de Ethiopian Airlines en el que murieron 157 personas el pasado fin de semana. Para tranquilidad de los usuarios, la Agencia Europea de Seguridad Aérea –EASA-, ha optado por la suspensión temporal de estos aviones.
Mientras las acciones de Boeing en la bolsa se han desplomado en Wall Street, organizaciones como la Autoridad de Aviación Civil de Reino Unido han señalado que sólo permitirán que estas naves vuelvan a ser utilizadas por las aerolíneas que operan en sus territorios cuando se hayan realizado las correspondientes investigaciones, descartando fallos masivos en estos modelos de aviones.
Andreas Scheuer, Ministro de Transporte alemán, ha destacado al respecto que “la seguridad es lo primero. Hasta que no se resuelvan todas las dudas, he dispuesto que se prohíba el espacio aéreo alemán para el Boeing 737 MAX de inmediato”; mientras que su par austríaco, Norbert Hofer, ha agregado que “al parecer en este tipos de Boeing existen grandes problemas que podrían haber sido el motivo de estos accidentes”.
Claro que la medida tampoco ha tenido asidero sólo en Europa, sino que países como Malasia, Singapur, Vietnam, Omán, Corea del Sur, Argentina, México o Brasil, entre muchos otros a nivel mundial, también han replicado esta decisión.
Boeing, por su lado, ha manifestado ante los medios de prensa que mantiene “plena confianza en la seguridad de la flota de 737 MAX” a pesar de los accidentes, más allá de entender “que los reguladores y los clientes han tomado decisiones que creen que son las más adecuadas para sus mercados locales”.