La situación de Thomas Cook venía siendo grave desde hace algún tiempo, e incluso la compañía intentaba ser adquirida por otra que se haga cargo de sus deudas y sus empleados, algo que no sólo no ha sido posible, sino que además ha terminado con la tan temida suspensión de pagos.
El turoperador británico, considerado el segundo más importante y además el más antiguo del planeta, ha confirmado este agravamiento de su actualidad, luego de no haber podido reunir los 227 millones de euros que necesitaba para afrontar sus descubiertos.
Especialmente preocupante es que la quiebra se produce poco tiempo luego del fin al de las vacaciones de verano, por lo que afecta a los más de 600.000 turistas que la empresa tiene repartidos por todo el planeta.
Peter Fankhauser, director ejecutivo de Thomas Cook, ha asegurado que la quiebra es “motivo de un gran pesar”, aprovechando la ocasión para disculparse con todos los que se ven damnificados por esta situación, y confirmando que trabajan en brindarles una respuesta cuanto antes.
La Autoridad de Aviación Civil -CAA-, mientras tanto, detalla que la firma que empleaba actualmente a unas 22.000 personas, la mayoría de ellas en el Reino Unido, “ha cesado sus operaciones con efecto inmediato”, e incluso su propia página web está caída.
“Todas las reservas del grupo Thomas Cook, incluyendo los vuelos y las vacaciones, han sido canceladas”, añade la misma organización, explicando que ya está en marcha el plan para repatriar a los británicos desperdigados en diferentes destinos turísticos del mundo.
En España la noticia tiene especial interés debido a que esta operación, que se cree es la de mayor dimensión desde la Segunda Guerra Mundial, tendrá que “rescatar” a unas 30.000 personas varadas en las Islas Canarias.
