La traducción de esas siglas al castellano significa que las entidades se comprometen a establecer criterios y políticas internas enfocadas a unas buenas políticas medioambientales, que beneficien a la sociedad en su conjunto, a través de una buena gobernanza. En definitiva, una declaración de intenciones, con el objetivo de contribuir a un buen desarrollo del entorno desde la responsabilidad activa.
En los últimos años, las empresas, entidades, cooperativas y administraciones públicas, han puesto el foco en el interés social, medioambiental y en la mejora del entorno a la hora de ejercer su actividad. Por eso, buscar la sostenibilidad como herramienta se ha convertido en una de las metas principales.
En este sentido, desde Naciones Unidas se establecieron a finales del S. XX una serie de parámetros que garantizaban los activos de las entidades, atendiendo también a criterios amigables con el medio ambiente, el entorno y sus beneficios sociales. Concretamente, ese protocolo se denominó Iniciativa Financiera del Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente (UNEPFI).
Por todo ello, desde entonces, las grandes compañías, pero también los emprendedores más modestos, han entendido que los criterios ESG han de ser tomados en cuenta para el beneficio común, ya que hacer una apuesta por cuidar el entorno en su vertiente social, económica y medioambiental, es vital. Especialmente, la industria y el sector secundario han acogido estos planes como una de las principales herramientas, que permiten sostener la principal fuente de materias primas y recursos indispensables para su sostenimiento y negocio.
Por tanto, cuidar el medio ambiente, para proteger los beneficios sociales a través de una buena gobernanza, sin olvidar el objetivo principal, que es obtener beneficios económicos, son los objetivos a considerar. Para ello, a través de la aplicación de estos protocolos, el activo de la empresa se podrá ver beneficiado, en tanto que podrá adquirir más valor y prestigio.
Estos son los criterios en los que se basa el sistema ESG
Como se ha comentado, unificar políticas empresariales para alcanzar una senda de equilibrio social y medioambiental en su entorno, sin duda, es una buena fórmula para reconducir, de una manera ética, equilibrada y justa, las desigualdades que durante décadas de descontrol se han generado, máxime cuando los mercados están tan globalizados y los consumidores se han acostumbrado a un ritmo vertiginoso de adquisición de productos y servicios.
Es por ello, que esta política ESG tiene en cuenta tres cuestiones fundamentales, y dentro de cada una de ellas, una serie de medidas para implementar con el propósito de alcanzar objetivos
Cuestiones que afectan a la sociedad, es importante que las compañías tengan una interacción con las personas, ya sean las que ejercen su actividad laboral bajo su paraguas, así como las del propio entorno físico donde se ubican. En la primera relación han de tener una especial atención para aplicar políticas de igualdad, experimentar con ventajas que permitan la conciliación familiar, y establecer protocolos contra la violencia y la discriminación; así como proteger todos los derechos que deben asistir a estas personas como empleados. Por otro lado, indirectamente, con las personas del entorno se debe establecer una relación amable, así como con las instituciones y organismos que representan a la ciudadanía. Es necesario colaborar con el tejido social e implicarse con las acciones que tienen como fin erradicar desigualdades.
Enfocarse hacia la mejora del medio ambiente, sin duda, ya se ha comentado, es fundamental proteger el medio que proporciona las materias primas y los recursos para que la mayoría de empresas puedan generar activos. Sin embargo, también se debe tener en cuenta para ello, que se gestionen de una forma eficiente los recursos energéticos, apostando por energías verdes, reducir las emisiones de CO₂ y otros gases contaminantes, utilizar vehículos eléctricos o de energías renovables, así como una buena gestión de los residuos. Todas ellas, tareas que se presumen a las empresas que tienen como fin cumplir con los distintivos de calidad medioambiental recogidos en los criterios ESG
Por último, decantarse por una buena gobernanza de los activos de las compañías, es decir, que las directivas y juntas de accionistas sean transparentes, y que exista una comunicación fluida entre los departamentos y las diferentes áreas directivas de la empresa. Todo ello, hará que funcione mejor el engranaje, que exista transparencia, que los protocolos se adecuen a las mejores condiciones para conseguir beneficios. En definitiva, que la gobernabilidad de los recursos humanos y económicos, sea limpia, transparente, legal y efectiva.
En conclusión, buscar un buen entorno donde ejercer la actividad, cuidando para ser beneficiado y trabajar con responsabilidad como parte del sistema.