Autoridades sanitarias de China habrían destruido envases completos de cerezas importadas desde Chile y Australia por detectarse restos de COVID-19 en ellos.
Los productos se vendían en la provincia de Jiangsu, cerca de Shanghai, y solo se precisó que los envases contenían “restos de COVID-19“.
A pesar que no quedó claro cuál era el origen de los envases con el virus, las autoridades indicaron que es probable que fueran procedentes de Australia o Chile.
Esto ocurrió luego que China atribuyera la caída de las cifras de exportación de cerezas a la “calidad inferior” de las cerezas australianas. Los productores australianos se defendieran de las afirmaciones chinas de que las cerezas australianas son insípidas, ya que crece la preocupación de que las bayas estén sujetas a los aranceles chinos.
Según la autoridad australiana de cultivo de cerezas, la disminución de las ventas de cerezas en China en 2020 fue causada por la pandemia.
El marco de esta disputa por la calidad de las cerezas se enmarca en las crecientes tensiones entre las dos naciones, que han afectado a las empresas de ambos países. Desde que el primer ministro Scott Morrison pidió una investigación independiente sobre los orígenes de COVID-19 en Wuhan, China ha impuesto aranceles a algunas exportaciones australianas, afectando a la carne de vacuno, la cebada, el carbón, el vino, la langosta, el algodón y la madera australianos se han visto afectados.
