Un estudio sobre los árboles en la capital mexicana dio cuenta de que están envejeciendo y, por tanto, perdiendo su capacidad de mitigar los efectos del cambio climático en una de las ciudades más pobladas del mundo.
Al estar más viejos, los árboles ya no absorben al máximo dióxido de carbono y son susceptibles a enfermedades. Los datos de la Comisión Nacional Forestal (Conaflor) indican que 70% de los árboles de Ciudad de México tienen plaga, 60% está en riesgo de morir, y 9% está muerto en pie.
Ante la realidad, los especialistas barajan distintos escenarios. Por ejemplo, el biólogo Gerardo Ceballos, del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cree que pueden alejar al arbolado más predispuesto a morir de las vías más transitadas o, algo menos probable, plantar árboles más resistentes a la contaminación.
El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) calcula que un árbol adulto absorbe al año unos 3.000 litros de agua y capta unos 28 kilogramos de dióxido de carbono.
Desde la UNAM indican que se requieren 25 árboles para compensar las emisiones de un automóvil.