Venezuela ha incrementado su deuda con las navieras especializadas en transporte de mercancías por no devolver o devolver fuera de plazo los contenedores empleados para las importaciones al país.
Las navieras aplican con Venezuela un sistema más flexible que el que aplican en otros lugares del mundo, dando a las empresas venezolanas un margen de cuarenta días para devolver los contenedores en los que ha llegado la mercancía, cuando lo habitual es que los contenedores se devuelvan en un plazo inferior a dos semanas.
La flexibilidad aplicada por las navieras no es suficiente y los contenedores son entregados con mucho retraso y algunos no llegan a ser devueltos nunca. De hecho, algunas empresas venezolanas están usando contenedores pertenecientes a navieras como almacenes improvisados.
El gobierno venezolano debe abonar a las navieras una media de 100 dólares (86,5 euros) por cada día de retraso en la entrega de contenedores y la deuda actual supera ya los 1.000 millones de dólares (856,2 millones de euros).
El principal problema con el que se encuentran las navieras es que no recobran sus contenedores y que además algunas fuentes afirman que el gobierno venezolano no va a reconocer la deuda, por lo que tendrán difícil cobrar las cantidades adeudadas.
Lo conflictos entre Venezuela y las empresas no son algo infrecuente. De hecho, Venezuela sigue sin poner fin al conflicto con Exxon Mobil.
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