El sector marítimo ha barajado diferentes alternativas para cumplir con los límites de azufre establecidos por la Organización Marítima Internacional, reglamento que entrará en vigor a partir de 2020. En concreto, el Clúster Marítimo Español ha celebrado un evento, en el que se ha comentado el uso de combustibles alternativos en la navegación.
Entre las diferentes opciones disponibles para disminuir la contaminación que genera el transporte marítimo, se destaca la utilización de destilados, el Gas Natural Licuado, el metanol, las tecnologías reductoras o las alternativas de electrificación en puerto.
Los motivos para elegir un tipo de combustible u otro se basa en aspectos, como el precio, la disponibilidad y los costes de adaptación. A pesar de que el gas natural es el combustible fósil menos contaminante, aún se deben limitar la emisión de gases de efecto invernadero, según indica un estudio de la compañía DNV GL.
Respecto a los combustibles que no tienen origen fósil, se encuentra el hidrógeno, sobre todo el que se genera por hidrólisis, no obstante el problema de este tipo de combustible es su baja densidad energética. Asimismo, la idea de tener que almacenar una gran cantidad de combustible para operar un trayecto largo supone una ineficiencia.
En este sentido, DNV GL ha propuesto el uso de la vela de ayuda a la propulsión, así como los combustibles sintéticos de nueva generación, de alta densidad energética y neutros en emisiones de CO2. Por su parte, MAN Energy Solutions ha destacado que el desarrollo de los motores marinos avanza hacia el uso de metanol, etanol e incluso NH3, que no contiene carbono.
A pesar de buscar soluciones para disminuir la contaminación, el sector marítimo continúa utilizando los buques megamax olvidando los problemas de sobrecapacidad que éstos causan. Tanto es así que, los operadores de portacontenedores buscan nuevas formas de introducir en sus rutas esta clase de embarcación.
