La concurrencia de accidentes, la acumulación de multas y la comisión de otras infracciones está llevando a empresas de transporte norteamericanas a cerrar y abrir bajo otra denominación, lo que se conoce como empresas camaleón.
El fenómeno de las empresas camaleón no es nuevo en Estados Unidos. Las autoridades admiten que cada año cierran cientos de empresas relacionadas con el transporte por carretera bien por sanciones administrativas, por carecer de las licencias necesarias o por haber quedado su nombre empañado por accidentes que se podían haber evitado. El problema es que el cierre de estas empresas no impide que los responsables de las mismas vuelvan a operar en el sector creando nuevas empresas.
Uno de los casos que más ha indignado en el sector es el de Daniel Clarey. Este conductor atropelló en 2008 a un camionero que estaba realizando una inspección rutinaria de su camión. Tras ser detenido, Clarey alegó que iba bajo influencia de la metanfetamina y durante el juicio se conoció que este conductor ya tenía antecedentes por conducir bajo los efectos de la droga.
El propietario de la empresa para la que trabajaba Clarey, Forrest Rangelof, operaba una de las conocidas como empresas camaleón. Este empresario ya había cerrado con anterioridad una empresa y tras el accidente todavía pudo abrir una nueva empresa de transporte que acabó cerrando por impago de multas.
La seguridad en las carreteras norteamericanas es un tema que preocupa mucho a la sociedad y por ello los poderes públicos han mostrado su intención de adoptar medidas que acaben con la existencia de este tipo de empresas.
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