El Gas Natural Licuado (GNL) se ha presentado como la solución perfecta que ayudará a alcanzar los objetivos de la Organización Marítima Internacional (OMI) de reducir las emisiones contaminantes para 2030. Debido a que el biodiésel, el hidrógeno, el amoniaco y los combustibles sintéticos aún tardarán en desarrollarse, la mejor opción disponible para ofrecer un transporte marítimo limpio con el medio ambiente es el GNL, según explican desde DNV GL.
Aunque las adaptaciones de buques al GNL requieren grandes inversiones, aquellos propietarios que lo hagan tendrán beneficios a largo plazo, cuando tengan que pasar a los combustibles neutros o alternativos. La transición no será tan drástica como la de un buque con un gas contaminante.
Cabe destacar que las adaptaciones al GNL han sufrido bastante por causa de la pandemia, ya que las conversiones implican tiempo y dinero. Otro impedimento que ha surgido en el cambio hacia el combustible natural es que el tamaño de los tanques disminuyen considerablemente el volumen de carga disponible.
De todas formas, si la industria quiere realmente ser responsable con el medioambiente y cumplir con los requisitos de la OMI ahora es el momento de realizar las conversiones. Si bien es cierto que el GNL no es el combustible perfecto, pero ayudará a reducir las emisiones del sector en un plazo de entre cinco y diez años, hasta que se desarrollen combustibles más eficientes.
Siguiendo esta línea, la Unión Europea ha iniciado nuevos proyectos de suministro de Gas Natural Licuado a buques en España. La entidad invertirá un total de 27 millones de euros en dos iniciativas que se promoverán a través del mecanismo Conectar Europa CEF para un transporte más sostenible y eficiente.
