Las operaciones de comercio exterior de al menos cuatro empresas fueron suspendidas la semana pasada en el puerto de Barranquilla, en Colombia, ante las dificultades de navegación.
Las compañías ahora mueven su carga de manera permanente por los puertos de Cartagena y Santa Marta, cercanos a esa localidad del Caribe colombiano.
La drástica decisión de las empresas se debe a que han tenido que cubrir grandes gastos operacionales por las demoras de buques, que deben esperar a que la draga mejore las condiciones de navegabilidad para entrar o salir del puerto.
Esos sobrecostos fueron calculados de US$30 por tonelada tras llegar a los puertos de vecinos de Santa Marta y Cartagena.
“Lo más grave que perdemos es la confiabilidad, Barranquilla tiene una excelente infraestructura portuaria en tierra (terminales privadas), pero desafortunadamente tiene muchas complejidades con la infraestructura del río”, explicó Lucas Ariza, director ejecutivo de Asoportuaria.
El gremialista explicó: “Si la carga viene para Barranquilla, utilizar un puerto vecino quiere decir que tienen que pagar transporte terrestre mucho más costoso, pagar dos o tres peajes, sobrecostos y subcontratar de emergencia”.
