El Puerto de Santander (España) es muy consciente de lo importante que es la seguridad en sus tráficos, sobre todo los que tienen como destino Reino Unido. Por ello, el enclave santanderino ha vuelto a pedir un reforzamiento de las medidas de seguridad para evitar la intrusión de polizones en el recinto.
A parte de los nuevos medios contratados para incrementar el control en las instalaciones, como la contratación de Integral de Vigilancia y Control para ayudar a la policía portuaria en las actividades de vigilancia y el servicio de una unidad canina de detección de personas de ICTS contratado por la CldN para custodiar su concesión, la Autoridad Portuaria ha invertido tres millones de euros para evitar las intrusiones en los dos últimos años.
El recinto santanderino ha subido la altura de las vallas, ha instalado sensores y cámaras infrarrojas y utiliza drones para sobrevolar las instalaciones, aunque el problema sigue existiendo en las instalaciones, con más de 2.400 intentos de entradas irregulares registrados en 2019.
De modo que, la Autoridad Portuaria ha vuelto a pedir al ministerio del Interior un refuerzo de los medios policiales destinados a la vigilancia de las instalaciones. Según la propia Autoridad Portuaria, la rada cántabra sufre un problema de intrusión que pone en riesgo la integridad de los vehículos con destino al Reino Unido e Irlanda y de la mercancía que transportan.
Tan solo en el periodo entre 2020 y 2021 se incoaron más de 1.050 expedientes sancionadores y se publicaron 687 propuestas de resolución por accesos irregulares. A parte del proceso de mejora en seguridad, la Autoridad Portuaria de Santander ha finalizado las obras de adaptación en una superficie de más de 60.000 m² para el aparcamiento de vehículos ligeros, ubicada en la parcela de Cocantra.
