Hasta noviembre de este año, y desde la semana pasada, el aeropuerto internacional John F. Kennedy, que sirve a la ciudad de Nueva York, operará con tres de sus cuatro pistas.
La razón de esta limitación radica en que una de las pistas será remodelada y reparada para garantizar su seguridad y viabilidad.
La Administración Federal de Aviación (FAA) desarrolló un plan estratégico para gestionar el tráfico de aviones mientras la pista se mantenga cerrada, pero dependerá de las condiciones climáticas que, si son adversas, las demoras podrían alcanzar hasta las cuatro horas.
Un comunicado de la aerolínea Delta explica que la compañía opera más de 200 salidas en días pico a más de 80 destinos en todo el mundo desde su centro JFK. “La aerolínea trabajará en estrecha colaboración con la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey y la Administración Federal de Aviación para gestionar el tráfico de aeronaves y maximizar la eficiencia mientras la Pista 13L está cerrada”.