17 - 04 - 2024

    La carrera por la autonomía

    Los vehículos sin conductor como herramienta de uso habitual por parte de particulares y como medio de transporte público son una realidad cada vez más cercana. Sin embargo, la información referente a ensayos en circuitos reales con coches autónomos es todavía muy escasa y suscita multitud de preguntas.

    ¿Qué tipo de tecnología se está desarrollando para garantizar la seguridad en carretera de los coches autónomos? ¿Qué empresas son las pioneras en desarrollar prototipos para este nuevo segmento?

     

    Google, el precursor

    Google anunció el pasado mes de octubre que ya tenía en funcionamiento 48 coches autónomos en calles de Texas y California (Estados Unidos) con más de un millón de kilómetros recorridos. Actualmente, el gigante tecnológico está haciendo pruebas con diversos prototipos, experimentados y de recién creación, como el modelo Lexus RX450H.

    Los vehículos de Google realizan diferentes ejercicios como aprender a detenerse ante obstáculos imprevistos, peatones que cruzan la carretera corriendo o diferenciar entre adultos y niños para aumentar la prudencia del coche si los que se encuentran cerca son los pequeños.

    En este sentido, trabajadores del proyecto de Google comentan que “cuando nuestros sensores detectan a niños en las inmediaciones, nuestro software entiende que éstos se pueden comportar de forma distinta: los movimientos de los niños pueden ser más impredecibles”.

    El sistema es tan sofisticado que los sensores del vehículo son capaces de detectar a los menores incluso aunque vayan disfrazados, según un comunicado publicado en la cuenta oficial de Google+ dedicada al vehículo autónomo de la compañía. Este software permitiría mantener el nivel de seguridad en fechas señaladas como Carnaval o Halloween.

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    De momento, el vehículo autónomo de Google ha realizado en más de un millón de kilómetros sin contratiempos, incluyendo escenarios con nieve o niebla elevada, lo que augura un desarrollo prometedor de esta nueva tecnología.

    Fabricantes como AudiTesla también investigan en este campo. De hecho, la berlina eléctrica Model S de Tesla ha estrenado un piloto automático que permite circular de forma semiautónoma con resultados todavía en pruebas. El sistema permite funciones como el frenado automático, dirección automática y cambio de carril automático.

    Además, el prototipo de vehículo de conducción autónoma de PSA Peugeot Citroën ya ha realizado con éxito una prueba de 600 kilómetros de recorrido en Francia e instalará sistemas de conducción autónoma en sus vehículos para el año 2018.

    El coche de Peugeot Citroën incorpora cámaras digitales, radares, escáneres y sistema GPS que permiten ajustar la velocidad y los cambios de carril sin necesidad de intervención humana. De hecho, el vehículo detecta obstáculos, peatones y otros automóviles.

    La empresa ha señalado que “el desarrollo de nuevas tecnologías servirá para mejorar la gestión del tráfico y la seguridad vial así como para reducir el impacto medioambiental. La autonomía total en nuestros modelos tendrá que esperar hasta 2020”.

     

    Problemas e incertidumbres en las carreteras

    A pesar del buen desarrollo del proyecto de Google, la implantación de coches sin conductor supondría una serie de problemas tecnológicos, económicos, humanos, administrativos y operacionales.

    De hecho, Tecnocarreteras, expertos en soluciones tecnológicas innovadores sobre la gestión y explotación de las carreteras, señala que una de las mayores barreras a la hora de normalizar el uso de vehículos autónomos será lograr la confianza de los compradores y vencer la resistencia al cambio.

    No hay que olvidar que las ventajas del vehículo autónomo serán asimiladas cuando una masa crítica de la sociedad apueste por este medio de transporte. Por ello, será necesario esperar a que la generación de los nativos digitales llegue a su mayoría de edad, afirma la web aseguramicochedealquiler.es.

    Por otra parte, todavía es necesario clarificar un importante número de aspectos administrativos y operacionales para que se den las circunstancias objetivas que permitan contar con vehículos autónomos.

    De hecho, la popularización del coche eléctrico está siendo lenta y costosa, entre otros aspectos por la lentitud en la adaptación de ciertas infraestructuras como los postes de recarga y por lo que podría suponer adaptar toda la red viaria a los vehículos autónomos.

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    Tampoco se ha determinado todavía qué entidad sería la encargada de la gestión de las operaciones y los recursos compartidos en la nube que necesiten los sistemas autónomos. Asimismo, estos sistemas requerirán que los usuarios dispongan de la formación necesaria, por lo que habrá que determinar el organismo que impartirá la evaluación de los ciudadanos.

    Respecto a las implicaciones políticas, será necesario abrir un debate coordinado e integral entre todos los niveles de gobierno y sectores empresariales para definir el nuevo escenario legislativo en el que se deberán mover estos vehículos. Es de suponer que el uso de este tipo de medios de transporte implique modificaciones normativas a nivel europeo y que, en un futuro, la Unión Europea busque unificar los criterios de evaluación y consumo de este tipo de aparatos.

    Además, el artículo 8 de la Convención de Viena de 1968 determina que los coches sin conductor no deberían circular ya que la ley indica que “todo conductor deberá en todo momento tener el dominio de su vehículo”. Esta ley puede perjudicar el lanzamiento de los coches sin conductor dado que éstos no permiten que el conductor tenga control en todo momento.

    A nivel legal, los vehículos autónomos provocarán un intenso debate respecto a las aseguradoras ante un fallo del sistema del vehículo y la necesidad de determinar cuándo un accidente será responsabilidad del conductor, cuándo lo será del fabricante y cuándo del desarrollador del software del vehículo.

    De hecho, los vehículos autónomos sufren 9,1 accidentes por cada millón de kilómetros conducidos frente a las 1,9 colisiones que acumulan los coches conducidos por el hombre, según un estudio realizado por la Universidad de Michigan que ha comparado datos de 50 vehículos autónomos de Google, Delphi y Audi con los datos de 269 millones de vehículos con conductor.

    Brandon Schoettle, director del estudio de investigación del estudio, comentó que “una vez que los autónomos acumulen más kilómetros recorridos, tendremos una imagen completa de los datos de accidentes” en referencia al escaso número de ejemplos autónomos con los que pudo contar la Universidad de Michigan para el estudio.

    El dato recogido por el estudio supone que los coches sin conductor tienen cinco veces más posibilidades de tener un choque en carretera y cuatro veces más probabilidades de que los ocupantes resulten heridos respecto a los datos registrados por un vehículo autónomo.

    Schoettle recalcó que “las consecuencias de un accidente con un vehículo autónomo son más leves que las producidas en otros coches” ya que “en ocho de once accidentes, los autónomos pararon o iban a una velocidad inferior a 8 kilómetros por hora cuando chocaron contra otro vehículo”.

    En contraposición, la consultoría McKinsey&Co señala en un informe que los coches autónomos reducirán hasta un 90% los accidentes. McKinsey&Co también ha hecho otros cálculos y asegura que, al año, se ahorrarán más de 200.000 millones de euros en gastos médicos y hospitalarios gracias a la reducción de la siniestralidad en carretera derivada del uso de vehículos sin conductor.

     

    No es solo cosa de grandes fabricantes

    El desarrollo de vehículos autónomos puede parecer cosa de grandes multinacionales volcadas en la innovación y el desarrollo, pero TomTom ya ha creado una tecnología a disposición de los desarrolladores para que implemente sus propios coches autónomos haciendo uso de todos los datos que recolecta y ofrece RoadDNA, que así se llama la tecnología, durante la conducción autónoma.

    RoadDNA-TomTom

    RoadDNA correlaciona la visión en tiempo real de las cámaras situadas en el coche con una base de datos de imágenes en 2D a ambos lados de la carretera. Ambos datos permiten determinar la posición de un coche con una precisión de 1 centímetro, incluso a velocidades elevadas.

    El principal problema de este sistema son las modificaciones en el trazado de la carretera y alrededores, además de las necesidades de energía de una tecnología que trabaja con una base de datos que ocupa 25 Kb por kilómetro.

     

    La implantación de los coches que funcionan sin necesidad de conductor es una realidad cada vez más cercana y tras la que trabajan muchas empresas para copar rápidamente un hueco de este nuevo mercado. El tiempo dirá cuál de todas se lleva el mayor pedazo de pastel, y ésa, sin duda, será aquella que logre acercar los vehículos autónomos a la sociedad e insertarlos sin perturbar la forma de vida mayoritaria.

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