La Autoridad Portuaria de Santander (España) considera necesario el contar con una instalación provisional que permita realizar diferentes controles en frontera y aduaneros, así como una zona de estancia para inadmitidos. Gracias a esta medida, se lleva un mejor control de la entrada de mercancía procedente de terceros países, pasajeros internacionales y sus mascotas.
Debido a que el Brexit es una realidad, los responsables del recinto portuario han otorgado el contrato correspondiente al suministro e instalación de módulos para la realización de controles en distintas zonas del enclave cántabro a Vallas y Casetas Brun por un importe de 22.324,50 euros.
Concretamente, el contrato implica el montaje, alquiler y desmontaje de doce módulos con diferentes características, nuevos o de un solo uso en perfecto estado, con el fin de que se puedan realizar los controles fronterizos en instalaciones adecuadas en diferentes zonas del recinto portuario santanderino.
El alquiler se determina por meses, con un plazo estimado de ocho meses, al que se le puede aplicar una prórroga de otras cinco mensualidades. Paralelamente, el enclave cántabro sigue fortaleciendo su seguridad, sobre todo para los tráficos que enlazan con el Reino Unido y en la zona del espigón central de Raos, y construye nuevas instalaciones para la policía portuaria, actualmente obsoletas, a la vez que mejora las condiciones del vallado perimetral que lo rodea.
Esta iniciativa es tan sólo una muestra de los tantos proyectos que han organizado los responsables de la dársena santanderina durante los últimos años para detener los problemas de intrusismo en las instalaciones portuarias, los cuales han ido creciendo gradualmente.
A parte de esta iniciativa, el Puerto de Santander sigue avanzado en su proyecto de instalar un nuevo edificio para la Policía Portuaria, al recibir un total de seis ofertas para realizar las obras correspondientes.