El ministro de francés Economía, Bruno Le Maire, ha solicitado a los e-commerce que aplacen el Black Friday al mes de diciembre. De esta forma, los pequeños comercios franceses también podrán participar en la campaña cuando finalicen las restricciones actuales en el país para la actividad no esencial.
En este sentido, Carrefour, que cuenta con establecimientos físicos y online, ha aceptado la idea de retrasar la campaña para no perjudicar a los negocios locales. Por su parte, Amazon también ha aceptado la recomendación del Gobierno, tras ser presionado a cambiar las fechas.
En cuanto las tiendas tengan permiso para volver a abrir, se tendrán que llevar a cabo una serie de protocolos muy exigentes para evitar los contagios. De modo que, se controlarán las entradas en los locales de más de 400 m² para que no se produzcan aglomeraciones y obligatoriamente tendrán que instalarse dispensadores de gel hidroalcohólico.
Es más, no se podrá superar el ratio de un cliente por cada 8 m², el espacio deberá estar ventilado y los negocios se podrán abrir los domingos para compensar una parte de las pérdidas que hayan surgido por el cierre. A pesar de que la campaña se presenta como un salvavidas para muchos comercios, el gasto de los consumidores cambiará en función del país.
De acuerdo al último informe presentado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), acerca de la expectativa de los ciudadanos españoles de cara a la próxima edición del Black Friday, 7 de cada 10 vecinos no tienen pensado adquirir ninguna clase de productos este próximo viernes ni en los días siguiente.
