La Autoridad Portuaria de Motril (España) ha acogido su primera escala de un buque propulsado por Gas Natural Licuado (GNL) en sus instalaciones. Se trata de la embarcación Ramelia, la cual ha atracado para realizar la carga y descarga de 19.000 toneladas de graneles líquidos, es decir, de biodiésel procedente de la planta Secicar.
A través de este recibimiento, el enclave motrileño demuestra su compromiso con la descarbonización del transporte marítimo y la protección del medio ambiente. Entre las ventajas que aporta este combustible, se destaca el hecho de que no contiene azufre y sus emisiones de CO2 y óxido de nitrógeno son residuales, en comparación con las otras clase de combustibles.
Debido a las ventajas medioambientales del GNL, se ha decidido reducir las tasas de estancia en muelle para este tipo de embarcaciones. Es más, el enclave motrileño ha unificado diferentes zonas portuarias para mejorar el tránsito de vehículos pesados y bajar a mínimos la huella de CO2.
Asimismo, la Autoridad Portuaria ahora cuenta con un sistema LED y se ha cerrado acuerdos con la Universidad de Granada para el control de la calidad del aire, el agua y los fangos. Hasta los edificios que forman parte del recinto portuario ahora son energéticamente autosuficientes, como el de la Policía Nacional y el que se construirá par la Guardia Civil.
A parte de mejorar su entorno, el puerto de Motril también ha reforzado los tráficos de carga de proyecto, concretamente en el embarque de palas eólicas. Gracias a su experiencia en esta clase de carga, acumulada en los últimos años, junto con la buena comunicación por carretera y la conexión directa a las autovías del Mediterráneo y la A-44, el enclave se ha posicionado como un referente en el sur peninsular para este tipo de tráficos.
