16 - 04 - 2024

    Flexibilidad, logística e innovación, claves para la industria de la automoción

    España exporta el 87% de los vehículos que fabrica y el 65% de la producción de su industria de componentes. Sin embargo, nuestros costes logísticos no son competitivos y rebajarlos será una de las claves para que sigamos siendo una potencia a nivel mundial, según el informe Temas candentes de la industria del automóvil en España, elaborado por PwC.

    Un buen ejemplo de esta situación es que, en la actualidad, solo el 3,6% de los componentes se transporta por ferrocarril -un medio más barato, más eficiente y menos contaminante que el trasporte por carretera-, en comparación con el 18% de la media europea. Mejorar la logística, tanto en lo relativo a los costes de producción, que ya son iguales o superiores a los laborales, junto con el impulso de medidas de flexibilidad a corto plazo, para acelerar nuestras exportaciones a otros mercados, serán dos de los principales retos del sector en la próxima década.

    Potenciar la innovación se ha convertido en otro de los grandes desafíos para el sector. El documento reconoce que la industria del automóvil es uno de los pilares de la innovación en España y aglutina el 12% de la inversión total en I+D+i. Pero esta se encuentra muy centrada en el campo del ensamblaje -donde nuestras fábricas son una referencia-, y en el de los componentes.

    El informe estima que en nuestro país el déficit de infraestructuras supone un coste adicional de transporte para los fabricantes de entre un 50% y un 70%. Sin embargo, resolver este problema no es solo cuestión de grandes inversiones económicas. El impulso de la flexibilidad de terminales ferroviarias; la ampliación de los horarios de los puertos; el impulso de las autopistas del mar o la coordinación de los calendarios de restricción de tráfico de las Comunidades Autónomas son medidas relativamente sencillas que podrían suponer importantes ahorros para el sector.

    En relación con la productividad y los recursos humanos, el estudio explica que España hace tiempo que dejó de ser un país de bajo coste y que, en materia laboral, la industria es una de las más avanzadas del mundo, por lo que se prevé que continúe siendo un lugar atractivo para la fabricación. Actualmente, el reto para el sector en materia de recursos humanos y productividad es la flexibilidad a corto plazo, es decir, en poner en marcha medidas que faciliten la sincronización de la capacidad y la demanda en el corto plazo como, por ejemplo, las extensiones o reducciones del turno de trabajo con preavisos reducidos.

    Si queremos seguir ocupando una posición destacada a nivel internacional tenemos que dar un salto en materia de innovación. España no puede ser solamente “un gran taller”, sino que debe consolidarse como un centro de excelencia que aporte valor tanto por su capacidad para generar I+D+i como por su productividad en montaje. Entre la batería de medidas que ayudarían a lograrlo se deberían considerar los incentivos públicos, tanto en materia de ayudas y/o subvenciones como por el planteamiento de deducciones fiscales más ventajosas para este tipo de actividades.

    Finalmente, el estudio dedica un último capítulo a analizar la necesidad de que los distintos actores del sector -fabricantes, componentes, distribuidores, etc.- actúen de forma coordinada en un frente común. El objetivo es reforzar la colaboración para poder avanzar conjuntamente en materia de I+D+i, en temas de flexibilidad laboral o en la reputación general del sector.

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