Un grupo de científicos mexicanos produjo biodiesel a partir de semillas del ricino silvestre (Ricinus communis), en la búsqueda de alternativas sostenibles a los combustibles fósiles.
Utilizaron para lograr su objetivo técnicas ya conocidas de producción de biodiésel mediante una reacción de transesterificación de un producto biológico.
Publicado en el International Journal of Oil, Gas and Coal Technology, el estudio de los mexicanos muestra cómo la reacción de transesterificación necesaria del aceite de las semillas utilizando metanol en presencia de hidróxido de sodio como catalizador puede producir un producto combustible que cumple las normas establecidas por la Sociedad Americana de Pruebas y Materiales y la Organización Europea de Normalización.
El proceso consiste en transformar los ésteres del aceite de origen vegetal en otro éster de tipo combustible y en glicerol como subproducto. Las diferentes densidades de los ésteres y del glicerol permiten separarlos fácilmente por gravedad y eliminar el glicerol. El reactivo de alcohol puede entonces eliminarse de este biodiesel por destilación y reciclarse para su uso en el siguiente lote.
El ricino es comúnmente usado en la producción de aceite para lámparas y lubricantes, e incluso como materia prima química para la producción de polímeros, tensioactivos y otras sustancias.