Mientras el comercio electrónico crece a porcentajes cercanos al 30% en número de transacciones, según indican los últimos informes de Competencia, la logística de última milla se enfrenta a la congestión del tráfico y el transporte de mercancías.
En este sentido, las entregas domiciliarias tienen que afrontar el imperioso problema de su rentabilidad, como es el caso de la compañía estadounidense Walmart, a la vez que el incremento de los volúmenes de envíos trae consigo el dilema que genera la congestión para un servicio que se lo juega todo a las cartas de la flexibilidad y la comodidad.
De hecho, se prevé que la congestión creará mayores dificultados en los accesos a las principales ciudades europeas, más aún cuando se generalice la implantación de áreas de acceso restringido. Por su parte, la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc) ha desvelado que el 38% de los kilómetros que se hacen en las ciudades se deben al transporte de mercancías, una tendencia que hace que los centros urbanos españoles estén congestionados, lo que se traduce a una lentitud de las entregas en los servicios de última milla.
El problema puede empeorar, ya que el auge del comercio electrónico influirá en el transporte de mercancías, haciendo que el mercado aumente un 8% su actividad anualmente, según Aecoc. De forma que, el sector se verá obligado a obliga a encontrar modelos eficientes para la movilidad urbana y resolver la última milla en un entorno cambiante y cada día más preocupado sobre el impacto de la actividad humana en el medioambiente.
