Que los motores que hoy funcionan puedan aprovecharse en las nuevas formas de combustible es una tarea en la que muchos científicos e ingenieros trabajan.
Uno de esos grupos, el del Laboratorio de Investigación de Motores de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) convirtió un motor diésel en un motor híbrido de hidrógeno y diésel, reduciendo así las emisiones de CO2 en más de un 85%.
Dirigido por el profesor Shawn Kook, de la Escuela de Ingeniería Mecánica y de Fabricación, el equipo dedicó unos 18 meses a desarrollar el sistema de doble combustible hidrógeno-diésel, que permite que los motores diésel existentes funcionen con un 90% de hidrógeno como combustible.
Los investigadores afirman que cualquier motor diésel utilizado en camiones y equipos de potencia en los sectores del transporte, la agricultura y la minería podría adaptarse al nuevo sistema híbrido en sólo un par de meses.
En su artículo, el equipo demuestra que el uso de su sistema patentado de inyección de hidrógeno reduce las emisiones de CO2 a sólo 90 g/kWh, un 85,9% menos que las producidas por el motor diésel.