Si bien es innegable el trabajo que se está realizando al respecto, con un crecimiento en la red de puntos de recarga públicos para coches eléctricos del 60% en 2019, las cifras que arroja el territorio nacional en comparación con otros del continente no invitan al optimismo.
El caso es que España se encuentra en un momento muy particular, en el que debe decidir qué hace con las ayudas de la Unión Europa, si las dedica a mejorar sus estaciones de carga públicas para eléctricos o si, como algunos postulan, comienza a pensar en los vehículos de hidrógeno, la siguiente generación.
Y en este contexto definitivo aparecen las últimas estadísticas del European Alternative Fuels Observatory –EAFO-, que indica que nuestro país se ubica en la 22º posición dentro de Europa a la hora de pensar en puntos de recarga de vehículos enchufables, sean híbridos o 100% eléctricos.
En otras palabras, si tenemos en cuenta los datos hasta el 31 de marzo de este año, nos encontramos con que apenas disponemos de 8 puntos de recarga cada 100 kilómetros en las autovías o autopistas españolas. O, lo que es igual, que no estamos mejor colocados que países como Bulgaria.
Pero si a eso le agregamos los países que no son miembros de la UE pero que mantienen ciertas obligaciones respecto de esta revolución en movilidad, vemos que España desciende hasta el puesto 25º, quedando apenas por encima de Luxemburgo, Grecia, Letonia y Malta.
¿Y cuál es la situación de los líderes? Pues bien, allí tenemos países como Noruega, que posee 833 puntos de distancia por cada 100 kilómetros de autopista o autovía, una diferencia abismal con la condición que tenemos hasta ahora, y sobre la que habrá que reforzar los esfuerzos actuales.
