Desde hace ya algún tiempo, sobre todo grupo de jóvenes encabezan movimientos que pretenden reducir el número de vuelos encima del territorio europeo para reducir las emisiones que producen estos desplazamientos. Sin embargo, las autoridades ya analizan otras salidas.
Recogiendo un poco el guante de las protestas de Greta Thunberg y compañía, la industria aérea admite que es necesario realizar algunos cambios en cuanto a los movimientos de las aerolíneas, esperando que la industria deje de afectar tanto el medio ambiente.
Rafael Schvartzman, vicepresidente para Europa de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo –IATA-, ya había mencionado en su momento que “el enemigo no es la aviación, el enemigo es el CO2”, y que junto a sus aerolíneas representadas buscan soluciones a esta problemática.
Y una de las opciones que más se considera, con el objetivo de reducir a la mitad las emisiones de las empresas aéreas europeas para 2050, es la de reemplazar los actuales vuelos algo desorganizados, por otros nuevos que se realizan en línea recta.
Mientras las autoridades de países como Francia, Países Bajos y Bélgica trabajan ahora mismo en la implementación de tasas a las aerolíneas que emitan más CO2 del que deben, las compañías están pensando en otras alternativas para no perder dinero.
Por eso, muchas están de acuerdo en regulaciones internacionales que tiendan a recortar las horas de vuelo, priorizando los recorridos en línea recta para llevar al mínimo el combustible consumido, de un modo semejante al que actúan los proveedores de navegación aérea norteamericanos.
