ALSA, miembro de IRU, está invirtiendo fuertemente en diferentes tecnologías de combustible para cumplir su objetivo de operar solo autobuses urbanos de cero emisiones para 2035, y autocares de larga distancia para 2040, en España. Miguel Angel Alonso, Director de Ingeniería y Fondos Europeos de ALSA, nos hizo un repaso de los avances realizados hasta el momento y lo que queda por delante.
La compañía ha ido creciendo desde entonces, posicionándose como una de las principales empresas de movilidad de pasajeros de Europa, con presencia en Marruecos, Portugal, Suiza y Francia.
ALSA opera ahora una extensa red de conexiones intraeuropeas a través de 65 rutas internacionales autorizadas que unen España con la mayor parte de la Unión Europea y el norte de África. Su moderna flota incluye más de 5.300 autobuses y autocares que transportaron 437 millones de pasajeros solo en 2021.
Desde 2020, ALSA ha incorporado vehículos de baja y cero emisiones a su flota en España, siempre que sea posible utilizarlos y demuestren ser sostenibles. La compañía cuenta actualmente con un total de 650 vehículos de combustible alternativo. Estos incluyen batería eléctrica, híbrida, gas natural comprimido, gas natural licuado y celda de combustible de hidrógeno. En España, el 17% de la flota total de ALSA funciona con combustibles alternativos.
“Invertimos en varios tipos de tecnologías de combustibles alternativos para diferentes usos y siempre tratamos de probar todo lo que está disponible en el mercado. Esto nos permite pasar por la curva de aprendizaje lo antes posible y comprender los pros y los contras de cada producto. Por lo general, toma alrededor de uno o dos años de pruebas antes de que decidamos introducir un vehículo en nuestras propias operaciones”, explicó Miguel Angel Alonso.
“Según nuestras actividades y experiencia, actualmente consideramos que la batería eléctrica es más adecuada para el transporte urbano. Sin embargo, su falta de alcance requiere que dichos autobuses regresen al depósito para cargar durante aproximadamente 4-5 horas todos los días. Debido a esta limitación de alcance, este tipo de autobús solo puede realizar ciertos recorridos”, agregó.
En 2021, ALSA se comprometió a impulsar el uso del hidrógeno como combustible alternativo, especialmente en sus operaciones de medio y largo alcance. En febrero de 2021 puso en marcha un proyecto propio para probar un autobús de hidrógeno en Madrid y posteriormente en Oviedo, Zaragoza y La Coruña además de en Bilbao y Cantabria.
Paralelamente, ALSA ha ido forjando nuevas alianzas con actores clave en el sector de la movilidad. Forma parte del proyecto Shyne, que tiene como objetivo promover el uso de hidrógeno renovable en todos los segmentos del transporte en España. Junto a socios como Repsol, Bosch y Scania, el proyecto busca, entre otros objetivos, instalar al menos 12 estaciones de repostaje de hidrógeno para 2025. Se espera que Shyne genere más de 13.000 puestos de trabajo.
“Lo que es necesario es el desarrollo de centros, clústeres y corredores que puedan almacenar y proporcionar hidrógeno verde en grandes cantidades. Hemos visto que el tiempo para repostar un vehículo de hidrógeno es de aproximadamente 10 minutos, lo cual es alentador. Sin embargo, siguen existiendo cuellos de botella, dado el número muy modesto de estaciones de servicio de hidrógeno disponibles en Europa. Por ahora, el precio del hidrógeno verde representa una barrera adicional y significativa para que su adopción se generalice”, dijo Miguel Ángel Alonso.
En enero de 2022, ALSA desplegó su primer autobús urbano propulsado por hidrógeno renovable. El autobús está actualmente operando en una ruta fija en la Comunidad de Madrid. ALSA también ha apoyado su despliegue instalando una nueva estación de repostaje de hidrógeno en su depósito de mantenimiento. El segundo autobús se desplegará en febrero de 2023.