Las nuevas alternativas de transporte colaborativo entre viajeros están despertando temores en las empresas consolidadas del sector. La tendencia de compartir vehículo en desplazamientos para conseguir un abaratamiento en el coste del viaje está creciendo en España.
Cada año, se multiplican por dos o por tres los usuarios en España que hacen uso de plataformas de Internet para sus desplazamientos. Por ejemplo, la red social de viajeros BlaBlaCar, ya cuenta con 3 millones de usuarios en nuestro país y solo en Semana Santa consiguió un aumento del 33,2% respecto al mismo periodo del año pasado.
Esta manera de trasladarse dejando fuera los cauces convencionales ha despertado una gran controversia. En octubre de 2016, la Comunidad de Madrid abrió dos expedientes sancionadores a esta empresa con valor de 8.000 euros por ofrecer servicios de transporte público sin autorización.
Por otro lado, una sentencia prohibió recientemente los servicios de Uber en España, una aplicación que pone en contacto a pasajeros y conductores para cubrir trayectos urbanos. Sin embargo, el pasado mes el Juzgado Mercantil de Madrid desestimó la demanda de Confederación Española de Transportes en Autobús (Confebús) a BlaBlaCar, acusada de competencia desleal.
Concretamente, la digitalización está contribuyendo a que los viajeros puedan encontrar las mejores opciones de transporte que les permitan desplazarse a cualquier lugar. La opción de utilizar el servicio de coche compartido a la hora de viajar está siendo cada vez más habitual en nuestro país.