Uno de los primeros puertos españoles en operaciones ferroportuarias es A Coruña, que en 2017 movió a través de los muelles urbanos 1,2 millones de toneladas de mercancías utilizando el tren.
Pero ese buen número también supone un problema, pues los productos que se mueven en el ferrocarril son altamente contaminantes y peligrosos, como el carbón para las centrales térmicas gallegas y de Castilla León; cereales para la cabaña ganadera de Galicia y de la meseta; y bioetanol para reducir el azufre en el proceso de refinado de Repsol.
Pero, a los problemas se le buscan soluciones. Y en este caso surge la necesidad de enlazar la red ferroviaria general con las nuevas instalaciones portuarias de punta Langosteira, en la costa de Arteixo, para retirar estos productos del centro de la ciudad.
Como adicional, la entrada en funcionamiento de esta línea de transporte completaría el proyecto de intermodalidad del puerto exterior.
Pero además, el tren también permitiría triplicar el volumen actual de movimiento de mercancías, hasta tres millones de toneladas anuales, según indican desde la Autoridad Portuaria coruñesa. Y es que el proyecto para la nueva infraestructura de transporte prevé raíles en el interior de Langosteira, lo que permitirá realizar más operaciones diarias y dar mayor longitud de los convoyes.