Hace algún tiempo hablábamos del asfalto magnético como una de las últimas soluciones que el mercado había presentado para intentar reducir el número de accidentes en los que participan patinetes eléctricos. Hoy, las estadísticas vuelven a mostrar lo necesario que es tomar medidas al respecto.
El más reciente informe acerca de estos vehículos ideales para los desplazamientos diarios señala que, sólo durante este 2019, se han registrado 300 accidentes de relativa importancia o graves en los que la presencia de un patinete eléctrico fue determinante.
Estos vehículos de movilidad personal, ya clásicos en las calles de Madrid, Barcelona o Valencia, no sólo han sido adquiridos de forma particular por muchos usuarios, sino que también se ofrecen para su alquiler por parte de varias empresas del segmento.
Baratos en cuanto a su mantenimiento o alquiler, fáciles de aparcar, perfectos para sortear los tradicionales embotellamientos, la velocidad a bordo de los patinetes eléctricos puede ser un auténtico problema para los Ayuntamientos que intentan proteger los derechos de los peatones, sobre todo niños y mayores.
El inconveniente mayor que se produce en estos casos es que no existen, hasta el momento, normativas comunes a todo el territorio español que se encarguen de reglamentar el uso de los patinetes eléctricos, generando que cada usuario haga un poco lo que se le de la gana.
Como consecuencia de ello, fuimos testigos de cómo algunas de estas grandes metrópolis han lanzado sus propias restricciones al uso de los patinetes eléctricos. Esperemos que, con ellas, las situaciones lamentables dejen de repetirse.
