Uno de los eventos que perturba la logística mundial y la cadena de suministros es la temporada de huracanes en el Atlántico, que inicia el 1 de junio y termina en noviembre.
Por ejemplo, la de 2020 fue una de las más activas de las que se tienen registro, con pérdidas económicas que la sitúan como quinta en el ranking. Hubo 31 ciclones, de los que 30 fueron tormentas con nombre, y 14 llegaron a ser huracanes, de ellos siete (un récord) tuvieron alta intensidad.
“Cada dólar gastado en la preparación o mitigación de los efectos de las condiciones meteorológicas extremas en cualquier empresa puede compensar hasta US$7 millones en costos de recuperación y reconstrucción tras una catástrofe natural o un fenómeno meteorológico extremo”, aseguró Rob Townley, jefe de Logística de Proyectos Especiales de Maersk.
Agregó: “Este año es más importante, quizás que cualquier otro en la historia reciente, planificar con antelación con los proveedores de servicios logísticos para poner en marcha planes de contingencia lo antes posible para mitigar los efectos del riesgo climático estacional”.
