Cristian Gutiérrez, co-fundador de AB Surveyor, recuerda que “toda mercancía transportada por vía marítima es en sí misma susceptible de sufrir daños”. Los factores que influyen en la probabilidad de sufrir daños son múltiples, desde el lugar del buque donde se cargue la mercancía (no es lo mismo cargar en cubierta a la intemperie, que en bodega), hasta la situación geográfica de los puertos de origen y destino, las condiciones meteorológicas, el estado y condición del buque que las transporta, el tipo de trincaje que se le aplica, el embalaje, el envasado, etc.
Por ejemplo, en los graneles, líquidos y sólidos, transportados en buques graneleros o bulkcarriers y buques especiales como quimiqueros, gaseros y petroleros, los daños principales se producen por la contaminación por agua, ya sea de lluvia o de mar.
En estos casos también se producen reclamaciones “por no corresponderse las cantidades y las calidades descargadas con las manifestadas”, explica Gutiérrez.
Sin embargo, en el caso de las mercancías generales y el transporte en contenedor, la mercancía gana seguridad pero, igualmente, hay que tener en cuenta el estado del contenedor, así como el trincado y estiba de la mercancía dentro del contenedor.
Cristian Gutiérrez afirma que, “en este sentido, los daños más habituales en el tramo marítimo corresponden a daños a las mercancías por mojaduras debidas a un estado no óptimo del contenedor, por no ser estanco, y a daños producidos por corrimientos de carga dentro del contenedor o flat rack, si se trata de maquinaria o piezas especiales, debido a un incorrecto trincado de la mercancía o una estiba o apilamiento no adecuado”.
Mención aparte tiene también el transporte de carga refrigerada en contenedor, cuyas reclamaciones también suelen ser muy habituales. En estos casos hay que comprobar el tramo de transporte en el que se rompe la cadena de frío.
El co-fundador de AB Surveyor comenta que, tras un error en la recepción de la mercancía, ya sea por contaminación o por un problema en el transporte de los contenedores, los problemas o conflictos más habituales que surgen durante la carga y descarga en puerto y que implican a los comisarios de averías e inspectores de cargas se pueden clasificar en dos grandes grupos.
Por un lado, Cristian Gutiérrez habla de las discrepancias entre la cantidad y la calidad de la mercancía que se descarga o carga y, por otro lado, fallos en la manipulación de la mercancía durante alguna fase de la cadena de transporte y que se traducen en una deficiencia durante la manipulación en puerto.
“Las discrepancias en cantidad y calidad son habituales sobre todo en el transporte a granel, tanto de líquidos como de sólidos. Es por ello que armadores (transportistas), importadores y exportadores, acostumbran a nombrar inspectores independientes (surveyors) para comprobar precintos, cantidades, pesos y estado general de la mercancía, durante su operativa de carga y descarga”, explica Gutiérrez.
En cuanto a las deficiencias durante la manipulación de las mercancías en puerto, los mayores daños se producen por hurtos, mojaduras, aplastamientos, corrimientos, trincajes inadecuados o falta de seguridad durante fases anteriores de la cadena de transporte.
Sin embargo, Cristian Gutiérrez también señala que el coste de demoras, retornos o el de imagen ante el receptor es ampliamente resuelto si un profesional cualificado orienta el trincaje y lo certifica antes de su embarque.
Entre las amenazas del sector a nivel internacional no hay que olvidar que la epidemia de Ébola sigue afectando con dureza a algunos países africanos, lo que ha llevado a expertos y autoridades del transporte de carga marítima a lanzar una advertencia para extremar las precauciones.
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