Los planes de transición ecológica venían relativamente bien en España hasta la llegada del coronavirus, y eso obliga a nuestro país -como a tantos otros- a replantearse los objetivos marcados respecto de la adopción de medios de transporte que respeten el medio ambiente.
En este contexto representantes de AEDIVE, la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica, acaban de presentarle al Gobierno el denominado Plan 60, un conjunto de puntos que contienen medidas excepcionales para afrontar la crisis derivada del COVID-19.
Uno de los incisos más importantes insiste en la necesidad de mantener la meta de matricular 60.000 vehículos eléctricos durante este año, ya que se considera un desafió básico para, finalmente, alcanzar los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima –PNIEC– marcados para 2030.
Otros puntos que no pueden dejar de mencionarse tienen que ver con la urgencia de adaptar el Plan MOVES a estas nuevas circunstancias, además de remarcar la rebaja en los impuestos a la matriculación y circulación de modelos eléctricos, al menos en las grandes ciudades.
Más allá de otros muchos reclamos que realiza AEDIVE en esta presentación, es clave considerar que España ya lleva un poco de retraso en materia de transición ecológica si consideramos los resultados locales en comparación con los de Alemania, Francia, y hasta Portugal.
En tal contexto, la llegada de una pandemia puede ser un problema de grandes proporciones si no se toman decisiones tendientes a paliar el efecto devastador que ya está provocando el coronavirus en un sector en ciernes, como es el de los vehículos eléctricos.